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Mi Pecado Favorito
14 de April de 2021 | Fantasía Oscura

Mi Pecado Favorito

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En su cuartel secreto, los compañeros de la justicia se reunieron para discutir y encontrar una solución para los actuales problemas que enfrenta el mundo.

“Continuo creyendo que la sobrepoblación humana… será una catástrofe que no podamos solucionar,” dijo James Cotton, arreglando con una mano sus bigotes.

“Un problema para otra generación,” dijo Paul Gottard, levantando su mano para llamar al mesero. “Sirve otra ronda.”

“¿Qué sugieres? ¿Matar?” preguntó Charles Irha antes de tomar un camarón entre todos los bocadillos sobre la mesa.

“Debimos empezar hace años,” dijo Samira Eras, una mujer robusta usando un vestido escotado.

“Todavía estamos a tiempo,” dijo Finn Fiend, el más joven del grupo. “¿Qué tal sí…?”

Los compañeros de la justicia se detuvieron para poner atención.

“…empezamos una pandemia con algún arma biológica controlable. Luego obligamos al pueblo a ser inyectados con otra arma biológica.”

“¿Cómo piensas hacer eso?” preguntó Paul Gottard.

“Fácil, solo tenemos que decir que es la cura para la pandemia. Después de todo, el pueblo se maneja con miedo. La segunda arma biológica será suministrada a los más vulnerables y los que tengan mayor exposición al virus. De esta forma dejaremos a una civilización sin médicos o ancianos.”

“Volveríamos a tener altos índices de muerte por nacimientos,” dijo Samira Eras, con una sonrisa.

“Sin doctores la gente volvería a morir por enfermedades triviales,” dijo James Cotton.

“Lo mejor de todo es que será imposible que se encuentre a los responsables. Serán causas naturales,” dijo Charles Irha, tomando un trozo de carne de una charola.

“¡Ridículo! Al poco tiempo volveremos a tener el mismo problema.” dijo Samira Eras. “Sería mejor incrementar los niveles de estupefacientes en el agua potable.”

“Desde luego,” dijo Finn Fiend, “pero habremos solucionado el problema más grande que actualmente tiene nuestra especie.”

“Es una excelente idea,” dijo James Cotton, “debemos empezar lo a…”

De repente, el lugar empezó a moverse, los platos vibrando sobre la mesa, y los compañeros de la justicia se sostenían con fuerza de sus sillas. Después, la tierra se empezó a abrir bajo la mesa y una explosión arrojó a los presentes al suelo.

Una densa nube de polvo volvió imposible mirar lo que sucedía, pero cuando se dispersó un ser grotesco de piel roja y apariencia de reptil apareció en medio de ellos. “Lo que más disfruto de mi trabajo es mirarlos torturase entre ustedes.”

Finn Fiend pestañeó incrédulo de lo que acababa de presenciar. Pero al abrir los ojos la criatura había desaparecido. Solo fue un temblor, pensó.

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Sebastián Iturralde

Sebastián Iturralde

Un simple ciudadano de este hermoso planeta, eterno enamorado de la creación artística y de las letras, con la firme convicción de que la energía creativa surge de la naturaleza.
Mensaje del Autor
De buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno piensan todos menos los cátaros.