En el principio caminar por las vastas praderas del mundo era tenebroso; tal solo tomó un respiro para observar con claridad todo lo que nos estamos perdiendo. No existe límite para lo asombroso que es ser parte de este cosmos de ilimitadas posibilidades; camina sin miedo y te sorprenderá lo que puedes alcanzar.
Así que emprendí, nuevamente, mi viaje por el mundo; quizá estos talentos tienen un significado fuera de mi comprensión. Dejar de usarlos fuese negar la voluntad que los coloco en mí; quien diría que hoy sería el día en el que perdí el miedo.
El tiempo se fue desvaneciendo mientras transitaba por el mundo, inconsciente de persecución; en lugar estaba lleno de extraños cuando la vi. Algo me hizo pasar junto a ella para percibir su aroma bajo capaz de perfumes; cuando finalmente pase cerca de ella podía sentirla en toda la habitación.
Controlando esa sensación que como el miedo alerta tus sentidos; la mire a los ojos en espera de una respuesta. Sus labios firmes contra sí mismos mientras su mirada cruzaba la mía; sentí congelarse, casi inmóvil para seguir, vacío de ideas.
Alguna parte de mi logró susurrar a su oído, “llegas tarde, ven a bailar”; la tomé por la mano y nos dirigimos a cualquier lugar fuera de alcance. Una vez a solas la conversación fluyó aunque ni una palabra fue mencionada; sus ojos fueron los protagonistas del fuego que se empezó a crear.
Tomó menos del imaginado cuando su cuerpo encontró el mío; por un instante pensé estar solo con ella, lejos de todo. Decidí huir; de su mano caminé a través de multitudes en dirección a lo incierto.
Con pasión la lleve hacia mí y dejé a mis labios explicar la situación; una vez cerrada la puerta del baño parecía que los dos estábamos cocinando bajo ropa. Antes de saber lo que estaba sucediendo mi mano sostenía su muslo mientras mi cuerpo trataba de atravesar la pared con el suyo.
Su dócil voz logró encontrar la fuerza para pedirme detener; no ahora, no así, fue lo único que entendí. Terminé caminando de su mano en dirección a lo incierto.
